Según la estructura de su pelvis, los dinosaurios se dividen en saurisquios o sauripelvianos (“pelvis de lagarto”) y ornitisquios o avipelvianos (“pelvis de ave”). Los pertenecientes a esta última categoría tenían una pelvis que recuerda a la de las aves, pero, por supuesto, mucho mayor. Algunos eran pequeños, otros, enormes. El iguanodonte, por ejemplo, llegaba a medir hasta nueve metros de longitud. Se han descubierto esqueletos de varios tipos de hadrosaurios, en los que se observa que la mandíbula superior y la inferior están aplanadas en forma de pico de pato y con numerosos dientes. Parece ser que los hadrosaurios eran bípedos, lo que significa que andaban o corrían sobre dos patas. Algunos medían hasta diez metros de longitud.
Los stegosaurios eran un grupo de ornitisquios que tenían a lo largo del lomo una doble fila de enormes placas óseas triangulares, delgadas y verticales. Marchaban sobre las cuatro patas y medían unos 6 metros de longitud y 2,4 metros de altura por la parte de los cuartos traseros. Más recientemente se ha pensado que las placas óseas del lomo no solo los protegían, sino que también formaban parte de un sistema de refrigeración corporal. Debido a que las patas delanteras eran más pequeñas que las traseras, pesadas y enormes, la pequeña cabeza quedaba cerca del suelo. La cola tenía en su extremo cuatro aguijones fuertes.
Un último grupo de ornitisquios extendido por toda la tierra era el de los ceratópsidos o dinosaurios cornudos. Su longitud oscilaba entre 1,8 y 8 metros. A semejanza del rinoceronte africano, el cráneo de estos “tanques” acorazados formaba una característica cubierta ósea para la nuca. Un dinosaurio común de este grupo era el triceratops, que tenía tres cuernos, dos de los cuales le salían por encima de los ojos y llegaban a medir 90 centímetros de longitud. En el valle del río Red Deer, en la provincia de Alberta (Canadá), se han recuperado numerosos fósiles de triceratops.
Cambia la escena
Del registro fósil se desprende que en un antiguo paisaje que desapareció hace mucho tiempo, existía una gran cantidad de dinosaurios por toda la Tierra. Pero estas asombrosas criaturas, junto con otras incontables clases de animales y plantas, dejaron de existir. Respecto al tiempo exacto en que sucedió, el paleontólogo D. A. Russell comenta: “Es lamentable, pero los métodos que existen para medir la duración de sucesos que acontecieron hace tanto tiempo son relativamente imprecisos”.
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